No podemos hablar de Enfermería sin remontarnos, aunque sea brevemente, a su historia. La Enfermería o mejor dicho, los cuidados enfermeros son tan antiguos como el hombre mismo.
Desde el principio de la humanidad se realizaban cuidados enfermeros en beneficio del grupo, para conservar la especie y por el propio individuo. Estas prácticas antiguas, basadas a veces en la observación de los animales y otras en la propia experiencia se fueron transmitiendo de generación en generación, desarrollándose así un saber empírico que originó de algún modo la práctica de enfermería.
Más tarde, con la llegada del Cristianismo, esta práctica tomó un matiz religioso concibiéndose el cuidado enfermero como una forma de santificación para el que lo realizaba; la enfermedad en ese tiempo estaba considerada como un castigo divino y el cuidador debía ocuparse tanto del cuerpo del paciente como de su alma, haciendo méritos, con su sacrificio, para ganar la vida eterna. Pero al llegar la Reforma Protestante, todas estas ideas desaparecieron en los países que se separaron de la Iglesia Católica, ya no era necesario sacrificarse para ganar el cielo, esto se conseguiría sólo por el acto de creer (ideología de Lutero y Calvino). Las iglesias fueron destruidas al igual que los hospitales puesto que, en su mayoría, éstos estaban gobernados por órdenes religiosas. De esta forma, en algunos países, quedó descubierto casi por completo el cuidado de los enfermos. Estas tareas fueron consideradas denigrantes y por lo tanto dejadas en manos de personas sin escrúpulos y por supuesto, sin preparación alguna para llevarlas a cabo.
Se perdió así gran parte del conocimiento empírico conseguido hasta ese momento, pues el enfoque caritativo y de humildad que habían tenido los cuidados hasta entonces impidió que se hicieran registros escritos del trabajo que los religiosos habían realizado.
Este período en el que se dio un vacío de enfermería duró 300 años y se le conoce como el “período oscuro de la Enfermería”, no fue sino hasta la llegada de Florence Nightingale - Inglaterra, primera mitad del siglo XIX - que la situación cambió. Debemos recordar que fue esta la época de los grandes descubrimientos científicos apareciendo figuras tan destacadas como Pasteur, Semmelweis, Cliford, Jaccould, entre otros. Se fundó la escuela positivista que admite el valor de la ciencia como tal.
La Enfermería se había considerado hasta entonces un arte y no una ciencia, pero Florence Nightingale rechazó estas ideas, luchó por integrar esta disciplina en un sistema interdependiente, que le permitió elaborar, con las limitaciones de la ciencia de esa época, una doctrina que durante más de un siglo fue técnica, dependiente de la medicina y también de la enfermedad.
Aunque todavía no hablamos de una Enfermería como la actual, podemos decir que en este momento de la Historia se establecieron las bases para el desarrollo de una enfermería profesional y científica.
Mientras este nuevo concepto de la Enfermería se iba extendiendo en muchos países de Europa, en México estábamos apenas saliendo de La Guerra de Independencia y como consecuencia reorganizando nuestro país. Durante la época colonial, en México los cuidados enfermeros estuvieron a cargo de las órdenes religiosas, recordemos que España no entró a La Reforma Protestante y siguió siendo un país católico. Esto continuó así hasta que Benito Juárez publicó un decreto en el que se secularizaron los hospitales y centros de beneficencia el 2 de febrero de 1861 y posteriormente, el 26 de febrero de 1863 decretó la extinción de las comunidades religiosas en toda la república, quedando excluidas las Hermanas de la Caridad, pues sus reglas no estaban en contra de las leyes de Reforma; temporalmente quedaron a cargo de los enfermos de nuestro país, pero en 1874 Lerdo de Tejada las expulsó definitivamente de México dando origen a nuestro propio “período obscuro de la Enfermería”.
Para principios del siglo XX el Dr. Eduardo Liceaga, designado por el presidente de la República, comienza el ambicioso proyecto del Hospital General y la primera Escuela de Enfermería del mismo, inaugurados en 1905 y 1907 respectivamente y se inicia así una evolución de la profesión que nuevamente es interrumpida por la Revolución.
Una vez reorganizado el país después de la guerra - primera mitad del siglo XX – hubo en México, unos 30 años de un desarrollo amplísimo de la Enfermería. El Estado asume la responsabilidad de la salud pública, se crean organismos como el IMSS, ISSSTE, etc. y se construyen gran cantidad de hospitales.
En las siguientes décadas, la Enfermería tomó conciencia de la necesidad de una preparación a nivel licenciatura, que elevara el conocimiento científico de la enfermera y permitiera reforzar el trabajo de prevención. En 1968 se abrió ésta en la ENEO (Escuela Nacional de Enfermería y Obstetricia) fundada en 1945.
Hoy en día la Licenciatura en Enfermería se imparte en diferentes instituciones estatales en México, así como en algunas universidades privadas.
La Universidad Panamericana inauguró en 1996 la Escuela de Enfermería, siendo la primera universidad privada en la República Mexicana.