miércoles, 31 de agosto de 2011

INCONTIENCIA URINARIA, UN PROBLEMA DE SALUD PUBLICA DEL CUAL NO SE HABLA

Es un hecho que la población en nuestro país padece de algo que se llama Incontinencia Urinaria. Por patrones culturales y sociales, es un tema del cual no se habla. Para muchos, la pérdida involuntaria de orina , es considerada como algo natural muy vergonzoso por lo que no busca ayuda .
Esta situación, donde hombres y mujeres pierden su capacidad para contener la orina, se denomina Incontinencia Urinaria. No se cuenta con estadísticas precisas sobre ello, pero se sabe que por lo menos el 40% de mujeres entre los 35 y los 80 años la padecen.
Son distintas las causas que favorecen esta situación, solo por mencionar algunas, infecciones de vías urinarias, partos múltiples, falta de estrógeno (menopausia), impactación fecal, algunos medicamentos, trastornos del piso pélvico o del esfínter, problemas neurológicos o traumatismos craneoencefálicos, demencia, patologías como diabetes, algunos problemas psicológicos, obesidad mórbida, lesiones medulares, esclerosis múltiple, etc.
En el hombre, es común después de prostatectomías (quitar la próstata), no siempre ocurre pero puede presentarse. Es menos común la Incontinencia Urinaria en los hombres que en las mujeres.
Lo que es importante saber es que hay distintos tipos de Incontinencia Urinaria por lo que el tratamiento debe individualizarse siempre. La llamada incontinencia por estrés, es aquella donde al realizar una actividad física como reír, hacer ejercicio, toser o estornudar, el paciente pierde orina, esto se debe a la debilidad del esfínter para mantenerse cerrado, no genera la suficiente resistencia como para que la orina no se salga.
También está la incontinencia por urgencia, donde no se puede almacenar la orina debido a contracciones involuntarias del músculo detrusor (vejiga), por lo que existe urgencia por ir al wc a vaciar la vejiga haciéndolo en pocas cantidades y con frecuencia, pudiéndose presentar pérdida de pequeñas a moderadas cantidades de orina.
En fin, existen varios tipos más de incontinencia que deberían revisarse con detalle, sin embargo el mencionar estos dos, nos permite entender que cada situación es individual y lo alentador es que puede hacerse algo para mejorar la calidad de vida de estas personas.
Los tratamientos varían, sin embargo algo que es común en todos los casos es siempre hacer una valoración integral de la persona, hombre, mujer o niño, un diario de hábitos de micción, descartar enfermedades agregadas, hacer una historia clínica completa, ginecológica, cirugías previas relevantes, conocer medicamentos que pueda estar tomando, descartar bebidas que puedan irritar a la vejiga y causar con ello incontinencia, hacer exámenes de laboratorio.
Dentro de los tratamientos, tenemos ejercicios de kegel, tratamientos conductuales, desde doble vaciamiento, programa con horario para vaciar la vejiga, diario de patrones de micción, reforzamiento positivo, biofeedback, estimulación eléctrica, educación, cambios en el estilo de vida, etc.
Así también se cuenta con fármacos que pueden ayudar a la continencia. Reducir las bebidas con cafeína, el chocolate. Evitar el estreñimiento con alimentos altos en fibra e ingesta adecuada de líquidos.
Iniciar con prácticas de relajación y distracción. En casos específicos el uso de productos como sondas para realizar cateterismo intermitente limpio, o en su defecto, equipos que contengan la orina. También podemos mencionar que el uso de pañales es conveniente, siempre y cuando se haya hecho un diagnóstico integral de la persona y su única alternativa para lograr estar seco y tener calidad de vida, sea esta.
Como podrán ver, el tema de la incontinencia es muy amplio e interesante. Lo que no debemos olvidar nunca, es que siempre habrá una alternativa para aquella persona que la padezca, por ello, si tuviera pérdida involuntaria de orina, no se conforme, no lo calle, no sienta vergüenza y busque ser atendido por profesionales de la salud que puedan darle lo que se merece, cuidado y tratamiento.

Mtra. Yolanda Murad Robles
Coordinadora del posgrado
Escuela de Enfermería de la Universidad Panamericana